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Hermanamiento Argüero - Pimiango


Con motivo de la VI Jornada de la Sidra, se celebró un bonito hermanamiento entre Argüero y Pimiango.

Nos visitó un grupo de la Asociación Vecinal San Mamés Argüeru con su presidente, Luis Javier Ibaseta a la cabeza, quien nos habló de su pueblo y su conocimiento de la sidra.

Recogemos el texto escuchado a Luis Javier y el poema escrito por Marisa López Diz.

Buenas tardes

En primer lugar, permítanme hacer lo que también haré en última lugar, que es agradecer la invitación y este hermanamiento de dos pueblos en torno a nuestra sidra. Este agradecimiento se dirige a la organización de estas VI JORNADAS DE LA SIDRA DE PIMIANGO pero se hace extensivo a nuestros amigos de este pueblo y, especialmente, al Coro de Voces Mansoleas y a Mestura, Luis y Marisa, que a través de lo literario y lo musical en nuestro Club de Lectura, fueron nuestro primer contacto con todos ustedes. Un placer y una suerte.

Ahora, quiero presentarles nuestro pueblo, Argueru, del concejo de Villaviciosa.

Miren, nuestra tradición sidrera viene de siglos, de ello hablaré luego.

Antes, en el presente, hay que apuntar todos los hechos que nos relacionan con la sidra. El concejo de Villaviciosa forma parte, junto a Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava y Sariego, de la Comarca de la Sidra. Tiene el título de Capital de la Manzana, celebramos bianualmente el Festival de la Manzana y, Villaviciosa fue el origen de la histórica Estación Pomológica de Asturias, actualmente el SERIDA, en el que destacan las líneas de investigación del manzano de sidra y de la sidra y sus derivados. De hecho, una de las pomaradas de investigación de este organismo está en Argueru. En la actualidad hay 25 llagares en funcionamiento en el concejo.

Dice una canción popular, una de tantas, localistas, divertidas y célebres:

Pa sidra, Villaviciosa, pa carbones, a Llangreo pa perriles, Avilés, pa guapes neñes, a Uviéo

Vamos a la historia: en los siglos XVI y XVII ya hay una importante actividad sidrera que compite con fuerza con el vino; pero en el siglo XVIII, el manzanero ya era el ramo agrícola más importante en el concejo de Villaviciosa, cultivándose cerca de 30 variedades, de las que la reineta y la coloradina eran las más estimadas.

¿Será entonces cuando surgió la canción?:


Colorada es la manzana del lado que le da el sol del lado que no le da verde tiene la color


A comienzos del siglo XIX el manzano ya es el cultivo más rentable y al que se dedican las mejores tierras de labor. Se producían en conjunto 2300 pipas de sidra (más de un millón de litros) de las que una tercera parte eran exportados. Por ejemplo, en 1876 se censaban 530 llagares en el concejo.

Parece ser que en aquella época se daba la práctica de mezclar manzana de sidra y la de mesa, lo que producía caldo de mejor calidad, según los expertos. Aquí entra la opinión y precisamente hoy estamos en un concurso de sidra casera en la que cada uno, experto en su casa, tendrá sus secretos….

A finales de ese siglo XIX es cuando se fundan en el concejo algunos de los grandes llagares de sidra natural y surge la producción industrial. El nuevo comercio con las Américas obliga a la industria asturiana a idear la manera de conservar la sidra en óptimas condiciones durante su viaje a través del mar. Llega la máquina champanizadora, que genera la burbuja carbonatada de la sidra y la conserva para su consumo, permitendo llevar a los emigrantes asturianos el sabor de nuestra tierra. Por ejemplo, en 1890, comienza la conocida empresa Valle, Ballina y Fernández, la de sidra El Gaitero.

En 1927 Argueru es el tercer pueblo de Villaviciosa en el que hay más productores de sidra, 48, 150 pomaradas y cerca de 300 mil litros de sidra de producción.

A buen seguro que, aún más que hoy, se cantaba aquello de:

Como me gusta la sidra por eso planto pumares también me gusta cantar de noche per los llagares

Y también:


L’ aguardiente bien me gusta y el vino blanco también; pero en goliendo la sidra a mí naide me detién.


Aún hoy se recuerda que en los años 50 había una nave, llamada La Cámara, para la conservación de la manzana, dónde iban las variedades de panera, cristalina, cánada, reineta, coloradina…que se cultivaban. Había arreglistas de toneles, cajas de madera y una fábrica en las cercanías.

Hoy día, se cuentan y recuerdan los 38 llagares caseros que había en Argueru. Muchos continúan, a veces parados en los rincones de las casas mariñanas esperando mejores tiempos, pero otros dando alegrías y buena sidra, como la que en 2017 otorgó a Casa Ana el primer premio del Concurso de sidra casera de Villaviciosa y los primeros puestos en el concurso de Asturias.

Cerramos este repaso, con el escanciado. Cuenta Luis Benito García, historiador y estudioso de nuestra sidra, que el escanciado tiene su origen a finales del siglo XIX. No se sabe con exactitud en qué año nació ni quién fue el primer escanciador, pero sí que surgió por el despliegue de la industria del vidrio en Asturias, que era por aquel entonces una potencia en su fabricación.

Creció la demanda de la sidra, de ahí surgió la necesidad de embotellarla para poder servirla mejor y fue así como surgió nuestra peculiar botella y, a continuación de todo ello vino el escanciado: "Ya se espichaba del tonel a la jarra porque se sabía que, como cualquier bebida carbonatada, se mejoraba sus calidades si se echaba desde más arriba. Y esa técnica fue transferida a la botella y al vaso".

Pero, que nos importa si la sidra tuvo sus orígenes acá o allá, si los sumerios ya la conocían o si los astures ya la consumían antes de la llegada de los romanos o que ya en el siglo octavo existieran documentos testimoniando el cultivo de las manzanas y pomaradas dejadas en herencia; o que la palabra “sizra” aparezca en la literatura española en la vida de Santo Domingo de Silos. Lo que importa son esos colores rojos y verdes, sus tonalidades en medio del sol y la niebla que pasa del mar y choca con nuestras montañas.

Paisaje y paisanaje ensamblados en una aventura de vida y de supervivencia, en afanes de laborar y de emigración, en fiestas, espichas y hogares, aunque haya refranes que nos advierten que “Añu de sidra, añu de engarradielles”…

Porque ahora tenemos el futuro: Como se cuenta en la Candidatura de la Cultura Sidrera Asturiana para formar parte de la Lista del Patrimonio Mundial Inmaterial de la UNESCO, la sidra y las espichas tienen su sabor, su olor, sus canciones pero, sobre todo, suponen una gozosa celebración del grupo, de la amistad y de la vida misma. Como hoy estamos aquí disfrutando.

En torno a esta bebida hemos construido un paisaje cultural propio, un vivir y sentir Asturias que imprime carácter y nos distingue, el escanciado de sidra es una de las señas de identidad que mejor representan a Asturias por el mundo. Hoy, en estas jornadas estamos seguros que en 2024 alcanzaremos este reconocimiento mundial tan prestoso.

La manzana en las pomaradas y la sidra en los llagares, es la esencia de Asturias. Y como dice la canción:

Daime sidra, daime sidra que agua non la sei beber, tengo una condición mala y con ella he de morrer


Amigos, amigas, muchas gracias por esta invitación, hermanados quedamos para siempre por la manzana, la sidra y la amistad, ahora me despido con dos mensajes:

El primero, para la sidra casera de concurso y para felicitar a la organización de estas jornadas. Seguro que “Ta de bandera” y que “Fai bon vasu”.

El segundo para dejarles con una poesía de nuestra amiga, poeta, cantante, compositora, artista en una palabra, Marisa López Diz. Nadie mejor que ella para cerrar nuestro pregón…


¡¡Viva Pimiango, Viva Argueru, Viva Asturias¡¡




A LA SIDRA

Marisa López Diz


Late en ti

el rojo corazón

de la manzana,

el sueño blanco y verde

de prados y pomares.


Eres fresca tentación

que enreda el alma,

deleite y sol dorado

aurora transparente,

gozo desbordado

y río alegre,

aroma dulce

y eco de campana,

espuma de acantilado

que salpica el aire

con la voz de las mareas

y la luz del alba.


Bálsamo de la tierra

que te acoge,

suspiro que se escapa

en los lagares,

cosecha de oro

y ofrenda en los altares

de esta abundancia del paisaje…


Ángel del otoño

que llenaste

esta tierra

de promesas y cantares.












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